Religion

Benedicto XVI, primer papa moderno en renunciar, muere a los 95 años

Se resistió a los llamamientos del ala liberal de la Iglesia a replantearse el requisito del celibato en el sacerdocio y a permitir que los católicos divorciados recibieran la comunión. Creía que era mejor aceptar una Iglesia más pequeña, con más creyentes ortodoxos en desacuerdo con el mundo, que una fe diluida.

Sin embargo, su papado no encajaba en ninguna categoría. Los conservadores expresaron su decepción por no haber emprendido una guerra cultural al estilo estadounidense. Los liberales se sorprendieron a menudo por una pastoral que trataba de evitar la confrontación abierta. Su primera encíclica, la forma más elevada de enseñanza papal, versaba sobre el amor: no solo el amor de Dios por la humanidad, sino también, sorprendiendo a muchos lectores, el amor sexual entre hombres y mujeres casados.

Benedicto no se privó de expresar lo que consideraba verdades incómodas sobre las raíces cristianas de Europa y sobre otras religiones, el islam en particular. En su discurso de 2006 en Ratisbona, dijo: “Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba”.

Benedicto XVI aclaró que estaba citando a un emperador bizantino medieval, y señaló que el discurso criticaba en gran medida a Occidente por poner a Dios en cuarentena de la vida pública cotidiana. No obstante, planteó cuestiones difíciles que preocupan a muchos occidentales, tanto liberales como conservadores, en una época de atentados terroristas, guerra en Irak y creciente inmigración musulmana a Europa.

Algunos en el mundo islámico reaccionaron con ira y, en algunos lugares, con violencia. Se bombardearon iglesias en Cisjordania y Gaza, y una monja italiana fue asesinada a tiros en Somalia, al parecer en represalia por los comentarios del papa.

No estaba claro que Benedicto hubiera previsto la reacción. Funcionarios del Vaticano, y luego el propio Benedicto, se apresuraron a decir que no estaba de acuerdo con las palabras que había citado, sugiriendo que la fe islámica era en sí misma propensa a la violencia. Menos de una semana después del discurso, hizo lo que pocos papas han hecho nunca. Se disculpó públicamente por algo que él mismo había dicho. “El verdadero significado de mi discurso en su totalidad era y es una invitación al diálogo franco y sincero, con respeto mutuo”, dijo.

Benedicto puso a prueba esa voluntad de diálogo dos meses después, en un viaje a Turquía, el primero a un país musulmán como papa. Muchos turcos protestaron por la visita. Hasta el último minuto, Recep Tayyip Erdogan, entonces primer ministro y líder de un partido islamista moderado, se había negado a reunirse con él.

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